El domingo 16 nos fuimos para el estadium universitario a darle un poco de ánimo al equipo triunfador de Los Tiburones de La Guaira. Un juego no es bueno si no tienes un rival de quien burlarte, así que nos fuimos con Dayana, Melquiades y Raymond. Allá nos encontramos con Nely, su esposo, sus hijos y nieta (magallaneros todos).
Nos tocó sentarnos en las gradas porque la mafia de la venta de boletos es bárbara y en la taquilla sólo vendieron para las gradas, pero no importó, pese al sol inclemente tuvimos suerte de encontrar un lugar donde se veía perfecta cada jugada.
Nos tocó sentarnos en las gradas porque la mafia de la venta de boletos es bárbara y en la taquilla sólo vendieron para las gradas, pero no importó, pese al sol inclemente tuvimos suerte de encontrar un lugar donde se veía perfecta cada jugada.
Y así fue el juego: hasta el 8 inning estuvo perdiendo el equipo del magallanes con 2 carreras a O (fanáticos gritaban, ¡arepa con mantequilla que pernil no hay!) pero luego se invirtió el contador con dos carreras del magallanes, sólo sirvió para darles ánimo porque al rato se empató a 4 carrearas cada equipo, así que se fue a extrainning y en el décimo, un jornron con las bases llenas y con dos out, puso el marcador como quedó: 8-4. Eso estuvo bueno.
Gritamos, bailamos y celebramos. Hacía rato que no ibamos a un juego y qué sabroso es ganar.
